¿QUÉ FUTURO NOS ESPERA?

Muchos somos los que, al tener el calendario de este año en la mano, no paramos de
pensar en cómo pueden haber empeorado tanto nuestras condiciones laborales en
tan poco tiempo.
Aumento de nuestra jornada anual (por lo menos en el caso de los trabajadores de
turismo), pérdida de nuestros días de bloque, regularizaciones injustas de las bolsas
de días (causa y consecuencia de esta nueva forma de hacer activaciones y
desactivaciones “a la carta”), aumento de nuestra flexibilidad y disponibilidad,
pérdida de plus de sistema, etc…
Vamos, que esto de los Nuevos Sistemas Variables ha supuesto un paso para atrás
importante en nuestra calidad de vida, y, honradamente, no parece que los
calendarios de años posteriores vayan a ir a mejor, ya que quienes firmaron ese
dichoso “acuerdo” en abril le dieron a la empresa todas las herramientas necesarias
para que haga y deshaga a su antojo. Estamos vendidos.
Parecen no darse cuenta de que con calendarios como este resulta imposible
conciliar nuestra vida laboral con la familiar, ¿Y si esto sigue a peor? Se supone
que son muchos los años que nos quedan por estar aquí, y parece que lo único que
nos espera es una vida condicionada permanentemente por los turnos, las posibles
activaciones y desactivaciones, los días de trabajo por regularización, etc. En
definitiva, una vida a disposición de la empresa.
Pero lo más triste de todo es que este “acuerdo” de Abril se firmara bajo la excusa de
“preservar el empleo” y “por el reparto de trabajo” cuando está claro que los Nuevos
Sistemas provocan una destrucción de empleo inmediata, pues cuanta más
flexibilidad nos impongan menos trabajadores necesitaran para producir cada vez
más. Por no hablar de la externalización de puestos de trabajo que está llevando a
cabo la empresa, extraña manera de conservar el empleo, ¿no creéis?
Decían que sobrábamos muchos (300 nada menos) y que no había trabajo, y ahora
resulta que no damos a basto (haciéndonos venir incluso los domingos de navidad por
puntas de producción); decían que no le salíamos rentables a la empresa, y poco
después, en junio, vemos que tenían pensado invertir más de 25 millones de euros
sólo en esta fábrica. Así que todo apunta a que lo que están haciendo es tomarnos el
pelo. Siempre se ha usado la excusa de la crisis y la falta de trabajo para asustarnos y
hacernos tragar con todo, pero visto lo ocurrido en este último año, tenemos más
claro que nunca que nos estaban mintiendo.
Entonces, ¿por qué debemos seguir tragando y aceptando sus condiciones?
Sabemos que somos competitivos, que quieren seguir produciendo a todo trapo, y
también sabemos que si nos dejamos nos seguirán exprimiendo hasta dejarnos secos.
Empresa y sindicatos nos piden comprensión, nos hablan de las necesidades de
adaptación de la empresa ante la variabilidad de los mercados, y nosotros tragamos,
pero ¿quién se preocupa ahora de nuestras necesidades como trabajadores? La
mayoría nos ganamos nuestros sueldos a base de sudar la camiseta, renunciando a
muchas horas de sueño y de estar con los nuestros, arrastrando cansancio y
contracturas, padeciendo insomnio, siempre condicionados por los turnos y la
flexibilidad, haciendo malabares para conciliar estos sistemas de trabajo con nuestra
vida personal, y ahora encima nos dicen que, si no estamos contentos, ahí está la
puerta… Eso es todo lo que les importamos. (A quienes dicen esto quizá se les ha
olvidado que si venimos aquí cada día es por necesidad y no por gusto, y que lo que
queremos es trabajar para poder vivir y no al revés).
Así que, visto lo visto, si no queremos seguir yendo a peor debemos plantearnos
empezar a hacer algo para parar esto, porque es cierto que la reforma laboral le
facilita las cosas a la empresa pero mucho más se las facilitan estos “representantes
sindicales” que parecen haber perdido el sentido común, firmando todo lo que les
ponen por delante sin pensar en la condena que supone para todos los que lo
padeceremos.
No pretendemos nada descabellado: queremos transparencia informativa y poder de
decisión en las negociaciones de nuestras condiciones laborales.
No queremos “representantes de trabajadores”, pues nos han demostrado que no
sirven para defender nuestros intereses: sólo se sientan en las mesas de negociación
para mercadear con nuestras condiciones laborales (siempre para empeorarlas) a
cambio de seguir aumentando sus privilegios (con razón les llaman “vendeobreros”).
Hace tiempo que estos personajes dejaron de ser trabajadores para convertirse en
políticos, su demagogia les delata cuando intentan manipularnos y engañarnos, sólo
tenemos que ver su actitud ante la firma de este “acuerdo”: en vez de reconocer sus
errores e informarnos de todo lo que nos perjudica, se empeñan en vendernos como
bueno algo inaceptable.
No podemos confiarles más la tarea de sentarse en las mesas de negociación, ya que
hoy por hoy los sindicatos no son más que una herramienta de la empresa para
mantenernos callados e impotentes ante sus chantajes e imposiciones.
No nos informan, no nos defienden, y sobre todo NO NOS RESPETAN.
Y lo que es mucho peor, mientras sigan denominándose “nuestros representantes”
seguiremos sin voz ni voto en las negociaciones y la empresa seguirá consiguiendo
todo lo que quiera.
Tenemos que acabar con este comité corrupto para poder hacernos escuchar.
Tenemos que empezar a hablar entre nosotros (como compañeros que somos) acerca
de qué es lo que queremos y cómo podemos conseguirlo. Al margen de etiquetas
políticas, ya que como trabajadores asalariados que somos tenemos unos intereses
comunes que debemos empezar a defender desde ya.
Recordemos que somos trabajadores y debemos preocuparnos de nuestros
asuntos, no de las necesidades de los mercados y de los problemas de quienes
manejan la pasta.
Porque queremos trabajo, sí, pero también queremos una vida que merezca la pena
vivirla, y a este paso…
(Esto es cosa de todos, si estás de
acuerdo: fotocopia y difunde)

 

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